El desayuno es una comida muy importante, pues empieza la jornada y son los primeros nutrientes que vienen a llenar ese vacío de horas y marcarán sin duda su personalidad en nuestro cuerpo.
¿DULCE? ¿SALADO?
Algo que debemos tener claro es que por la mañana podemos permitirnos licencias que a medida que avanza el día ya no son tan recomendables. Por la mañana, hay que comer más y por la noche poco. Ya se sabe. En la edad dorada además, la digestión de la cena debe ser inteligente. Dieta ligera, por supuesto, e incluso sientan estupendamente unas hierbas digestivas y relajantes. Se descansa mejor cuando el estómago descansa.
Los huevos son muy buenos aliados por la mañana. Pero, ¡mucho mejor la tortilla! (Los famosos huevos con bacon son dinamita y una crueldad de la que cualquier cuerpo que aspire a estar sano debe prescindir). Una tortilla debe estar esponjosa y poco hecha. Se le puede rayar un poco de gengibre, o queso rayado si se prefiere. También hay otra opción tradicional, mediterránea y atrevida, que es la tostada a la que se frota un diente de ajo y se rocía con un buen aceite de oliva extra.
Otra maravilla de un desayuno completo es la tostada con tomate natural rallado y aguacate, con una pizca de sal y mezclado con aceite de oliva ¡riquísimo! Y ... Siguiendo con la tostada, hagamos un experimento: sustituir la mantequilla por aceite, y la mermelada por miel. Pan de cereales o integral con aceite y miel es algo muy sabroso que a primera hora del día no engorda y alimenta.
Otra sugerencia es añadir canela a la miel, lo cual tiene unas propiedades muy beneficiosas a muchos niveles. Y espolvorear sésamo a la tostada es maravilloso para nuestros huesos. Aunque no es muy sabido ¡contiene grandes cantidades de calcio! El resultado es el churro porra casero más sano y sabroso que hayas probado nunca. Sin freír el pan y con el aceite de oliva crudo, y la miel, mmm...
¿Y PARA BEBER?
Pues como estamos en el desayuno, hay que disfrutar y agradecer el sabor de los alimentos que tomamos. Así que gustaremos de lo que nos apetezca.
Si es café (que sea natural; no torrefacto). Y si es con leche, que sea semidesnatada, al menos. O de soja, almendra... Si la opción es té, puede contener teína para subir la tensión por la mañana, a no ser que ya se prescinda de estimulantes, como la cafeína o la teína. El té rojo (puerh) o verde son los más aconsejados, pero hay muchas otras variedades para elegir. Eso sí. Seamos equilibradas.
Si el desayuno es dulce (con miel, por ejemplo), intentaremos ahorrarnos el azúcar en la bebida. Mientras que si hemos optado por la comida salada, podemos compensar con una bebida más dulce tranquilamente. Pero ¡ojo con azúcares y edulcorantes! La panela es el azúcar más recomendable, natural y con aporte de minerales La miel es medicinal. Nos olvidamos de otros sucedáneos y nos acostumbramos a endulzar menos artificialmente y buscar sabores alternativos: estevia, etc.
A media mañana, cualquier fruta o zumo puede ser también bien asimilada. Bon appetit!
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